Ya en el siglo XIV se encontraron rubíes en Mozambique. Sin embargo, la extracción de rubíes en la provincia de Niassa no empezó hasta la independencia del país del dominio portugués en 1975 y la consiguiente guerra civil, en la década de 1990.

Niassa, al ser un santuario protegido, tenía prohibida cualquier actividad minera por el gobierno de Mozambique. Sin embargo, con el descubrimiento de un segundo yacimiento cerca del distrito de Montepuez, los rubíes de Mozambique empezaron a aparecer en el mercado en 2010-11, lo que fomentó la minería ética de rubíes a gran escala en la región.

El 25 de mayo de 2022, en un día soleado en la "fosa este de Jamwai", en la provincia mozambiqueña de Cabo Delgado, una excavadora de Fura recogió un trozo de tierra de 5 metros de profundidad que contenía nuestro polvo estelar ensamblado. El 21 de julio del mismo año, un mes más tarde, el primer ser humano puso sus ojos en la Estrela de Fura...

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Con unas dimensiones de 3 cm por 2 cm y un peso asombroso de 101 quilates, con un rojo puro muy saturado que recuerda al color más puro de la sangre de paloma y una transparencia que permite que la luz rebote y juegue a través del rubí, la Estrela de Fura es un descubrimiento sin precedentes desde el "rubí real" o también conocido como "rubí Nga Mauk", descubierto en la Edad Media y descrito por embajadores y comerciantes ingleses en el siglo XIX. El único rubí en la historia escrita de la humanidad que podría haber rivalizado con la Estrela de Fura fue descrito como valiendo la mitad de su reino por su último propietario, el rey Thibaw de Birmania. La historia del "rubí real" la cuenta Joseph Kessel en su libro "El Valle de los Rubíes" de la siguiente manera:

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"Y entonces llegó el gran día.

Normalmente, cuando sus manos expertas examinaban la bayoneta de su cesta, Nga Mauk rechazaba automáticamente y sin una segunda mirada los fragmentos de mineral excesivamente grandes, porque su propio tamaño significaba que no podían contener nada valioso. Aquel día memorable, sin embargo, cuando se topó con una pieza de esta naturaleza, el "sentido de la piedra" del que estaban dotados sus dedos hizo dudar a Nga Mauk. Sacó la enorme pieza de la cesta y la examinó a la luz de su lámpara. Y su corazón se detuvo. Tenía en sus manos un bruto gigantesco. Había descubierto el mayor rubí de todos los tiempos.

Ni por un momento Nga Mauk pensó en llevarse este milagro de la naturaleza. Sólo los Pies de Oro -ese era el título de los gobernantes birmanos- eran dignos de él. Pero Nga Mauk no podía soportar la idea de que el mérito de su hallazgo, de que la gloria fuera para otro. Resolvió llevar el colosal rubí al rey en persona. [...]

El rubí en bruto fue confiado a los más hábiles talladores de piedra del reino. Una vez tallado, [...] el rubí, hecho de la más pura sangre de paloma, y que en adelante llevó el nombre de Rubí Real, tenía el volumen de un huevo de gallina. Los tres últimos reyes birmanos lo mostraron con orgullo a los embajadores acreditados ante su corte y a los viajeros distinguidos. El coronel Slade, un distinguido oficial británico, lo describió en sus notas. Y en las grandes ceremonias, el rubí Nga Mauk brillaba como colgante en una de las orejas del elefante favorito del rey.

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Cuando Mandalay fue tomada por los británicos en 1885, el rubí real desapareció sin dejar rastro. Se cuentan muchas historias. Se dice que el rey Thibaw se lo llevó consigo, enterrado en su larga cabellera. Un guardia o un sirviente lo robó y lo envió a la India, donde aún duerme en el fabuloso cofre de un príncipe. O de algún soldado inglés... Pero lo cierto es que nadie ha vuelto a ver el fantástico rubí de Nga Mauk, que se utilizaba como pendiente para los elefantes reales".

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No es imposible ni inaudito que en aquella época el rubí real se rompiera y se separara en trozos más pequeños. Aunque se pierda gran valor con este proceso, permite una separación justa del tesoro mal ganado entre los ladrones y, lo que es más importante, una atención mucho menos peligrosa durante la reventa.